Apenas a unos pasos del corazón histórico de la ciudad podemos encontrar un remanso de paz en el que se alternan naranjos, pinos, tejos y palmeras: los Jardines de la Victoria. Su origen se remonta a finales del siglo XVIII, cuando el corregidor de la ciudad, Francisco Carvajal y Mendoza, proyectó la creación de unos espaciosos jardines a las afueras del casco, en sintonía con las obras de planificación y ensanche urbanístico que se estaban promoviendo en toda Europa. Para ello se allanó el terreno situado junto al Convento de Nuestra Señora de la Victoria, que le otorgó su nombre a este lugar. Aunque el antiguo convento ha desaparecido, los atractivos que hoy pueblan este paseo son múltiples. Entre ellos sobresale la estatua dedicada al Duque de Rivas, uno de los más célebres escritores cordobeses. Junto a ella encontramos una pérgola, también construida para homenajear al autor de Don Álvaro o la fuerza del sino, que actualmente alberga una cafetería donde podemos reponer fuerzas antes de proseguir nuestro recorrido, los antiguos Quiosco de la Música y Caseta del Círculo de la Amistad (actual "Mercado Victoria"), y, fundamentalmente, dos monumentos funerarios romanos que flanqueaban la vía que abandonando la ciudad, conducía al anfiteatro, ubicado bajo el actual Rectorado de la Universidad.

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