El crecimiento poblacional que experimentó Córdoba durante los siglos IX y X propició la formación de numerosos arrabales alrededor de la Medina. Tras la fitna o revolución que puso fin al Califato Omeya a comienzos del siglo XI, solo subsistieron los situados en el sector oriental, apresuradamente protegidos tras improvisadas fortificaciones que posteriormente fueron reforzadas, a lo largo del siglo XII, por almorávides y almohades. Tras la conquista cristiana a manos de Fernando III, que en algunos casos, como los de San Nicolás de la Axerquia, San Lorenzo y Santiago, se ubican sobre antiguas mezquitas. Se fue conformando así una de las zonas que mejor representa el crisol de estilos e influencias que atesora Córdoba. Este recorrido nos llevará a perdernos entre palacios y patios de inspiración árabe, templos cristianos y plazas que nos harán comprender las palabras de Antonio Gala cuando afirmaba que en Córdoba se quedan enredados para siempre el corazón y la memoria.

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