La Iglesia de San Lorenzo se recorta imponente contra el cielo sobre el horizonte de casas bajas que conforman el barrio al que da nombre. Del pasado musulmán de este lugar, que albergó una mezquita, perviven huellas en los pilares de la torre campanario, reconstruida por Hernán Ruiz II sobre el antiguo alminar y cuya estética preconizó la Giralda de Sevilla, obra del mismo arquitecto.

La iglesia se configura como una de las más puras representaciones del gótico cordobés, en gran medida gracias a su espectacular rosetón, que combina elementos mudéjares y góticos. Una vez atravesemos su pórtico de tres arcos, podremos disfrutar de los frescos que tapizan el ábside mayor, que permanecieron ocultos durante siglos y están considerados los más valiosos del gótico andaluz. Tampoco podemos dejar de contemplar el Cristo del Remedio de Ánimas, una venerada talla tenebrista que recorre cada madrugada de lunes Santo las calles de uno de los barrios más devotos de Córdoba, lo que explica que éste sea el único templo cordobés que alberga tres cofradías de Semana Santa.

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